viernes, 16 de septiembre de 2011

A quién preferimos seguir ¿A la Perfección o a la Excelencia?

Algunas veces sin darnos cuenta y otras porque no tenemos una distinción adecuada utilizamos la perfección en el mismo sentido que la excelencia. Expresar que esta tarea tiene que quedar "Perfecta" o que no se tolera "ninguna Imperfección" son frases habituales. Sin embargo, la mayoría de nosotros al reflexionar sobre estas expresiones podríamos disentir en el término utilizado. De algún modo conocemos o intuímos que la perfección no es Humana sino Divina. Aún coincidiendo en que lo Divino se entreteje en el humano, vale la pena imaginar si podríamos cambiar perfección por excelencia, provocando con este movimiento un estado de expansión en nuestras capacidades ¿Cuál es el sentido de esta reflexión? despertar a nuevas posibilidades sobre todo para quienes viven sujetos a sobreexigencia. En este último término radica la clave del mensaje que buscamos transmitir.

Cuando la sobreexigencia externa o interna se adueña de nuestra conducta las emociones o sentimientos que se anidan en la persona están fuertemente relacionadas con la insatisfacción. Es simple de imaginar cuan difícil ha de ser para un ejecutivo, gerente o empleado sentirse satisfecho por la tarea realizada o el logro alcanzado, cuando la vara para medir es la Perfección. Otro caso típico que ejemplifica es el alto desempeño deportivo. Lo equipos que han desarrollado un juego excelente no siempre ganan, entre otras cosas porque el equipo contrario también tuvo un juego excelente. De esta manera si nuestro adversario realiza un juego de alta performance (excelente) aunque el resultado no haya sido el esperado o buscado, el modo en que nos sentimos despues del juego es de satisfacción por la energía entregada. "Le pusimos todo y estamos satisfechos. Perdimos porque el adversario jugo mejor" se escucha decir a los jugadores entrevistados.
Si en estos ejemplos la Perfección hubiese sido el objetivo no cabría tolerancia para perder. Cuando sucede, cuando perfección y derrota se asocian la frustración, la bronca y otras emociones no conducentes se adueñan del personaje o el equipo.

Para concluir: el uso del lenguaje no es inofensivo, la carga afectiva de cada término contiene historia y reedita situaciones que pertenecen en general al pasado, producen alteraciones en el presente y causan condicionamientos al futuro ¿puedes apreciar que la excelencia sin perfección es un paso hacia la humildad?

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