"Me cuesta mucho depositar confianza porque temo que me fallen" fue el comentario que realizaba una persona en un encuentro de coaching. Al mencionarlo mantengo la identidad reservada de quién compartió la afirmación personal y revelo el hecho, como contribución en esta instancia ya que la considero un caso típico de utilidad práctica.
¿Qué factores tienes en cuenta para delegar confianza en otro? fue la siguiente pregunta y la que disparó una serie de intercambios fructíferos que me agradaría traer a esta conversación.
"Me fijo mucho en la honestidad para confiar"
De esta forma, solemos dejar de lado otros aspectos muy relevantes a la hora de desarrollar confianza. Sucede que para confiar se solicitan tres condiciones: sinceridad, competencias y habilidad para dar respuesta.
¿Cómo nos damos cuenta de la sinceridad de una persona? las expresiones corporales ¿concuerdan con la manera de su expresión verbal? cuando las expresiones corporales y verbales mantienen coherencia la persona puede expresar lo que piensa, en cambio cuando interesa expresar algo distinto a lo que pensamos sin revelarlo, el cuerpo suele dar indicios que los demás podemos percibir. Las personas luego expresan "no le creí, sospecho no me dijo la verdad", esto se debe a que la sinceridad surge de la coincidencia entre lo que se piensa y se expresa. Otra manera de expresarlo es observando la coincidencia entre la conversación privada (aquella que se da en nuestra cabeza) y la conversación que hacemos pública. Esto es especialmente válido a la hora de desarrollar confianza en nosotros mismos. Cuando cualquiera de nosotros expresa lo que piensa esta siendo sincero, primero consigo mismo y por lo tanto con los demás y las circunstancias. Ahora bien, esta es condición necesaria pero no suficiente, para confiar se requiere que una persona tenga las competencias, que pueda hacerse cargo de la tarea delegada. Si al realizar un pedido pretendemos confiar en alguien que no tiene las competencias, que no sepa o pueda realizar la tarea y entonces puede que la confianza se pierda facilmente. Por último nos referiremos a la capacidad de dar respuesta en tiempo y forma. Cuando apelamos a un delívery para resolver una comida y quedamos en recibir el pedido a una hora determinada, la capacidad de cumplir con ese horario establecido -capacidad de dar respuesta- hará con que confiemos en el servicio o no.
Sintetizando si al delegar nos encontramos con un otro que es sincero al aceptar. Si hemos podido verificar que cuenta con las competencias adecuadas y que ha demostrado su capacidad de respuesta por experiencias previas con nosotros o por referencias, entonces las posibilidades de construir confianza se habrán incrementado significativamente.
Cuando la confianza se desarrolla entonces la motivación crece tanto en el receptor como en el emisor del movimiento. Es simple de reconocer para cualquiera: nos motiva que confien en nuestro desempeño y nos motiva contar con quienes confiar.
El segundo factor que ocupa el podio de la motivación es la escucha. Por algo Dios nos regalo dos orejas y una sola boca. Cuando nos escuchan, cuando nos dan el espacio para expresar lo que nos pasa, lo que experimentamos es reconocimiento, comprensión y sin duda esto motiva.
"en nuestro equipo de trabajo priva la atención plena para escuchar, con esta disposición resolvemso la mayoría de las diferencias, encontramos el camino para sobrellevar las dificultades"
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