“ ¿Cuáles son las grandes señales que nos dicen si estamos más centrados en el ego o en la Conciencia? Muchos seres iluminados han explicado en profundidad que el ego tiende a dejarse manifestar mediante la resistencia, el juicio mental o prejuicio y el apego o identificación con las formas. En contrario la Conciencia se manifiesta mediante la aceptación, el gozo y el entusiasmo.
Para ejemplificar más estos conceptos quiero compartir con Uds. una experiencia personal. La semana pasada –por primera vez- experimenté en el cuerpo una enfermedad a sintomática, me refiero a la Hipertensión Arterial. De manera insospechada (como ocurre la mayoría de las veces), inesperada e imprevista me encontré en una situación que la mente podría etiquetar difícil, pero que a su vez habilitó un gran aprendizaje.
Luego de una sesión de trabajo con un Directorio en una empresa cliente de varios años, experimente un estado o sensación no habitual, me sentía nervioso, pero al mismo tiempo no encontraba razones, había un malestar no identificado con claridad y decidí tomarme la presión ¿por qué elegí eso? Curiosamente, mi suegra había estado los últimos días con un proceso de presión alta y si bien esto es algo habitual en ella quién se encarga de su control somos mi esposa y yo. Los últimos días había estado a mi cargo el “control de presión” y el contacto con mi suegra y sus dificultades para “aceptar” ese estado que le toca vivir.
La medición que encontré en mi cuerpo resulto de un valor máximo cercano a los 16, mientras la mínima se ubicaba en 9. Como algunos saben muchos años atrás desarrollamos junto con mis socios, la sal Genser. La primera sal baja en sodio para hipertensos que se ofreció en el mercado argentino. Por esta actividad, el conocimiento que he adquirido de esta enfermedad ha sido elevado, muchos contactos con médicos durante la promoción del producto me llevaron a comprender las dificultades de esta situación.
Cabe entonces reflexionar como la mente fue fijando conceptos, valorando situaciones y todo esto comenzó a aparecer en mis pensamientos que fueron surgiendo a partir del registro arterial el día que me apareció de manera imprevista como les comentaba.
Al día siguiente las cosas empeoraron, el registro fue mayor (¿Qué incidencia pudo tener la mente?) y decidí consultar al clínico que recetó una medicación apropiada para regular la presión. Todo indicaba que estarían bajo control los parámetros y estos permitiría realizar estudios para conocer en detalle los posibles orígenes ya que hasta este momento, podría decirse que el cuerpo tenía un comportamiento común, de tensión normal.
El martes pasado volví a la misma reunión de Directorio y al concluir la misma regresé a mi casa. Las sensaciones que volvía a tener eran muy similares a las experimentadas una semana atrás, luego de un fugaz almuerzo busqué distraer la mente (que a esa altura me enviaba mensajes de todo tipo), atendí algunos mails y media hora más tarde decidí volver a medir la presión, aunque sospechaba (otra vez la mente!) que podría estar muy alta a pesar de la medicación que venía tomando y que en teoría me protegería de cualquier pico. Fue enorme la sorpresa y la emoción de miedo asociado cuando el instrumento indico que la presión máxima era de 19 y la mínima de 9,5. Inmediatamente, llamé al clínico quién aconsejó ir de forma urgente a una clínica especializada. Sin dudar, aunque estaba solo, me encaminé a buscar un remis para dirigirme al Instituto Cardiovascular de BsAS (Belgrano). Durante el trayecto hablé por teléfono con mi esposa, deshice entrevistas que tenía para esa misma tarde y para el día siguiente (la mente atendía el miedo que se presentó, tomando decisiones y preparándose para lo que supuestamente ella sabía que sucedería), el trayecto no fue largo y durante el mismo parecía que perdería el conocimiento, que podría desmayarme o producirse un infarto o cosas peores, etc. Al mismo tiempo y por el entrenamiento que dispongo para observar los sentimientos podía discernir el poder que estaba tomando la mente condicionada. Aprendí que la mejor forma de volver a la calma es recorrer a la Conciencia (no condicionada), mediante la respiración y la inspiración elevada en Presencia. Y así lo hice. Esta presencia de la Esencia y del Silencio hizo que se reencausaron las condiciones poco a poco a pesar de la espera de 1,30hs que tuve que enfrentar en la guardia hasta recibir atención.
El final ha sido positivo hasta el momento. La presión bajo a valores más normales (14/8) y continuo con estudios y controles para detectar mediante la ciencia, posibles causas para atender. Sin embargo, el aprendizaje esencial que dispongo hasta el momento ha sido el tipo de resistencia que se generó en el cuerpo. El miedo fue un signo evidente del apego y los juicios de la mente –aunque observados- me hicieron ver el estado en que viví este trance.
Queda mucho por trabajar para profundizar la entrega. Sabemos que el goce vendrá como consecuencia de permanecer presente a la Presencia que soy.
Guillermo Rodriguez
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